23 junio 2011

AMOR, SACRIFICIO y AMOR A NOSOTROS MISMOS






se dice con orgullo: “doy todo por mis seres queridos”, “ayudo a todos”, “dejo de lado mis cosas con tal de ayudar a los demás”, “trabajo todo el día para que no falte nada”, “hace 5 años que no me tomo vacaciones”, “pobre…me da lástima hago todo por él”, “hoy dejé de hacer cosas por mí porque me dio pena de…”, “llegué tarde porque tuve que hacer cosas para….”. Todas estas afirmaciones nos remiten al amor por los demás: mis hijos, mis padres, mis amigos, mis vecinos. En todas ellas existen actos de amor y solidaridad.
Es difícil decir que hay algo incorrecto en esos actos. Sin embargo en todos hay algo en común y esto es alguien que se “sacrifica”, que no recibe lo que necesita, que pone de lado sus necesidades con tal de hacer algo por los demás.
Por lo general estas personas…, casi siempre mujeres, son las que se lamentan de la falta de colaboración y de agradecimiento que reciben de aquellos a los que da tanto amor.
Sus frases son: “yo doy todo y no recibo nada a cambio”, “estoy pendiente de mis hijos y ellos me ignoran”, “resuelvo todo en casa y cuando llega mi marido no tiene ganas de hablar y solo hace hincapié en lo que está mal”, “cuando quiero charlar o que estén conmigo siempre están ocupados”, “hice todo por mis amigas y cuando necesité ellas no estuvieron”, “no puedo dejar de hacer por los demás cuando necesitan…pero estoy cansada de no recibir nada a cambio” etc., etc., etc..
En todo esto hay algo que falta y es el “Amor a Sí Mismo”.
El Dr. Edward Bach nos dice que un defecto es una virtud fuera de lugar. Amar es bueno pues se trata de una virtud, pero cuando en ese amor damos más de lo que se nos pide o nos olvidamos de nosotros mismos, dejando insatisfechas nuestras propias necesidades, se transforma en un defecto. Si “dar” tanto “amor” nos hace sufrir entonces se ha transformado en un defecto.
Las personas que dan amor desmedido podrán decir que satisfacen su necesidad dando amor o haciendo cosas por los demás y que hacer por los demás es lo que más les gusta…pero a renglón seguido nos dicen que no reciben nada a cambio. La pregunta que podemos hacernos es ¿siempre que hacemos algo por los demás es por un pedido expreso del otro?... o simplemente ¿”creemos” que el otro necesita algo de nosotros?.
Si no nos agradecen una y otra vez… ¿por qué seguimos haciendo, lo que hacemos, de forma incondicional en vez de empezar a poner ciertas condiciones y pedir algo a cambio? A veces ese algo a cambio puede ser sólo un “Gracias”.
Tenemos que preguntarnos si cuando hacemos algo por los demás, en realidad no lo hacemos por el otro sino por nosotros mismos.
Resulta gráfico el ejemplo del señor no vidente que está en una esquina y alguien que pasa por su lado lo ayuda a cruzar. ¿Cómo interpretamos esta acción?: algunos dirán que es una persona solidaria que ayudó a quien lo necesitaba. Pero hay un detalle a tener en cuenta: ¿El ciego quería cruzar? ¿Se lo hemos preguntado?
Quizás con nuestra ayuda en vez de solucionar algo, terminemos creando un nuevo problema. Muchas veces hacemos cosas por los demás que nadie nos pidió y el otro lejos de agradecer termina mostrándose molesto. En nuestro afán de ayudar podemos hacer cosas que incomodan al otro. Quizás quién tiene el supuesto problema aún no tomó conciencia de ello, o aún no está dispuesto a modificar su situación, o quizás quería solucionarlos de otra manera o posiblemente aún necesite del problema para seguir aprendiendo.
Pensemos en nuestros problemas sin solucionar. ¿Deseamos que alguien que venga a solucionarlos a su manera? ¿Aceptamos que alguien se inmiscuya en nuestros conflictos con nuestros hijos, nuestra pareja o nuestros padres?
Amar al otro no es solo intentar ayudarlo sino escucharlo y aceptar que no resuelva su vida de la misma manera que lo haríamos nosotros.
A veces el pedido de ayuda es explícito y luego no hay agradecimiento, ni colaboración cuando nosotros la necesitamos. ¿Nos hemos equivocado al dar? Por supuesto qué no. Quizás el error sea volver a hacerlo sin tomar recaudos o poner algunas condiciones.
Sólo se le pide ayuda a quién se lo ve fuerte y en condiciones de dar. ¿Alguien ayuda a un roble? ¿Será entonces que nunca nos mostramos necesitados y damos sin condiciones ni reservas?
Podemos elegir a quien ayudar o podemos decir que no, no seremos por eso menos sensibles. Se trata de amar sin sufrir.
Cuando damos amor incondicional a quién verdaderamente lo necesita recibiremos agradecimiento y retribución y si no es así el Universo tarde o temprano nos devolverá con creces lo que dimos. Todo vuelve y el amor también, y a veces vendrá desde el lugar menos esperado.
La Terapia Floral del Dr. Bach nos ayuda a salir de los lugares de sometimiento, de “felpudos”, de víctimas, de confusión para volver a nuestro eje; lo que implica discernimiento, amor incondicional a los demás y a nosotros mismos, regenerar nuestra autoestima.
Los remedios florales ejercen una influencia notable sobre la personalidad y ayudan al bienestar general, independientemente de la estructura caracterológica del individuo y de su nivel de conciencia. Serán eficaces aún cuando la persona no crea en su acción benéfica y su efecto puede ser aumentado sensiblemente mediante el trabajo conciente, esto implica un trabajo terapéutico en el que la persona comprenda qué lo ha llevado a su enfermedad y se comprometa con su proceso de sanación.

Lic. Alicia Mabel Alfuso en Terapia Floral Dr. E. Bach M.I. 0276-008
Psicóloga Social - Astróloga Humanística
Reiki Master-Tec. en Biomagnética4308-4215 15-5835-3744




















http://mirada-terapeutica.blogspot.com/
ATENCION EN CONSULTORIO O POR INTERNET








































No hay comentarios: